En breve se inician las grandes ligas de fútbol; algo que los apostantes “especializados “en el deporte rey, que son la mayoría, están esperando con el cuchillo entre los dientes desde que se acabó la temporada 2012/2013.

El primer fin de semana de agosto la Eredivisie, el segundo la Bundesliga y la Ligue 1, el tercero ya Liga y Premier y el cuarto la Serie A; por no hablar de otras ligas menores, de las que muy pocos tienen conocimientos más o menos fiables, que han empezado o que empiezan en breve.

Los inicios de temporada son un arma de doble filo, cuotas altas y muy tentadoras debido a la falta de “información competitiva”; y lo son por dos razones opuestas o se empieza demasiado bien o se empieza muy mal.

La primera razón provoca la euforia y el “que bueno soy, esta temporada me forro…”; El apostante se confía y entre septiembre y octubre le llega el gran batacazo. La segunda razón provoca el estado de nerviosismo y el “tengo que recuperar todo lo que he perdido ya…”; Lo que deriva en mayores pérdidas y antes de acabar el año ha supuesto dilapidar mucho dinero.

Evidentemente esto no es así para todos, hay apostantes que saben manejar los tempos de la competición, pero sí para muchos.

Conozco perfectamente esta situación porque yo mismo la viví en mis inicios, se aprende mucho de ella, y también la conozco porque es un patrón que se repite en muchos de los usuarios que llegan a mi curso de apuestas para intentar mejorar.

El consejo que siempre doy es obvio; paciencia y no apuestes por impulsos. Hay que apostar a lo que se domina, a lo que tiene valor. Cabeza fría y mente despejada. Aprende a qué juega cada equipo y como lo hace, una vez lo sepas será más sencillo apostar o no hacerlo. 

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