"Está gastando mucho dinero, ¿le sucede algo? ¿Necesita ayuda?". El que habla no es un amigo, un familiar o un psicólogo que aparece en tu vida sin saber cómo. Para nada. El que, de repente, está al otro lado del teléfono no es otro que un empleado de la empresa Paf, casa de apuestas patrocinadora de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), como antes lo fue del Atlético de Madrid, y que dedica todos los beneficios que genera a fines benéficos. Su primera ocupación es la de pagar a sus empleados, después mejorar la vida a los habitantes de la isla de Aland que, pese a depender de Finlandia, tiene su propio gobierno, y, por último, realizar todo tipo de obras sociales. Es una auténtica ONG con forma de casa de apuestas online colaborando con entidades como Cruz Roja, Save the Children y otras asociaciones culturales y sociales, con una cifra que se acerca a los 20 millones de euros por año.

Paf se unió a la LFP el pasado verano, firmando un contrato de un año como patrocinador oficial y en estos momentos se encuentra negociando un nuevo vínculo con la que ellos consideran "mejor Liga del mundo, con un gran atractivo para el aficionado y por eso nos asociamos con ella. Nosotros queremos que la gente que apuesta se divierta", afirma Albin Tuisanen, director general de Paf y miembro de la Directivo de la Cámara de comercio hispano-sueca.

La empresa radicada en Aland y creada en 1966 es una asociación pública, opera en el mercado de apuestas desde hace 13 años y es pionera en el desarrollo del juego online. En España se estableció en 2008, operando también en Suecia, Finlandia y Estonia. Ofrece apuestas deportivas, tragaperras, casino y juegos de póker. Uno de los objetivos es el del juego responsable y para ello Paf pone a disposición de sus clientes un límite en el juego que ellos mismos marcan de antemano.

"Conocemos el perfil de nuestros clientes, que terminan siendo nuestros amigo". Tanto si pierdes y aumentas tu volumen de juego, como si se da el caso contrario de un incremento de tu cuenta con una importante cantidad de dinero, un empleado de Paf se pone en contacto con el jugador para asesorarle en cualquier aspecto, tanto en la pérdida como en la ganancia. Asistencia que necesitó días atrás un jugador que jugando a la tragaperras y a cambio de un euro se llevó ocho millones. "No podemos dejar tirado a una persona que, de repente, aumenta su nivel adquisitivo y pasa a tener ese dinero. No sería justo por nuestra parte", comenta Albin.

La empresa tiene la licencia del juego en los ferrys que unen las islas bálticos con Finlandia y Suecia, pero encontró dificultades para su implantación en España. "Cuando decidimos abrir una cuenta corriente bancaria, tal y como pide la legislación para los depósitos de los clientes, las entidades bancarias nos dijeron que no. No confiaban en la industria del juego online", sentencia Albin Tuisanen.

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