¿Qué información transmite la cara de poker?

¿Qué es poner cara de poker? Todos hemos escuchado esa expresión y la hemos utilizado en alguna ocasión, pero no está claro a qué se refiere. Normalmente se refiere a un rostro inexpresivo que quiere ocultar información o que desconoce la información por la que se la pregunta, pero un estudio reciente le quita hierro al asunto y asegura que eso de la cara de poker está sobrevalorado.

El profesor de psicología Hilliel Aviezer, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, se ha propuesto demostrar que «lo que realmente trasmite sensaciones y sentimientos, es la expresión corporal, no sólo nuestro rostro».

Para ello analizó las reacciones que tenían algunos deportistas como Rafa Nadal o Serena Williams cuando ganaban o perdían un punto. Después realizó un experimento con 45 estudiantes divididos en tres grupos de 15.

Al grupo 1 le dio fotografías de Rafa y Serena en las que sólo se les veía el rostro. Al grupo 2 le dio fotografías en las que sólo se veía el cuerpo y al grupo 3 les dio fotografías en las que se veía tanto el rostro como el cuerpo. Cada grupo tenía que determinar si las fotografías se correspondían con un sentimiento de alegría por haber ganado el punto o con uno de rabia por haberlo perdido.

Sorprendentemente, sólo el grupo 2 y el grupo 3 coincidían en sus diagnósticos, mientras que al grupo 1 le costó mucho distinguir entre la rabia y la alegría.

“Cuando la gente ve la fotografía completa lo tien claro, pero cuando ve sólo el rostro resulta confuso. Muchos de estos resultados son bastante sorprendentes, ya que van en contra de lo que dicen los libros de texto”, dijo Hilliel Aviezer.

La expresión facial está sobrevalorada y es muy difícil de interpretar. Ya en los años 20 del siglo pasado, el cineasta Lev Kuleshov, pionero del cine soviético, realizó un estudio conocido como el Efecto Kuleshov que ponía esto de manifiesto. Montó la imagen del rostro de una niña seguida de una imagen de un cachorrito, después montó el mismo rostro de la niña seguido de una imagen de un ataúd y por último, la imagen de la niña seguida de una imagen de un plato de sopa. Al ver el primer montaje, los voluntarios del experimento aseguraban que la expresión de la niña era de alegría; en el segundo montaje era de tristeza y el tercero era de hambre.

De todo esto se deduce que uno no puede fiarse tanto de lo que cree que transmite el rostro y hay que prestar mucha más atención al cuerpo en su conjunto y a la manera de actuar en general. Habrá que tenerlo en cuenta para aplicarlo la próxima vez que nos sentemos en una mesa de poker.
 

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