¿El Big Mac y el poker van de la mano?
Se supone que la ciencia está al servicio de la humanidad, pero a veces nos encontramos cosas que uno no sabe por dónde cogerlas. El doctor Mathew Browne del Laboratorio Experimental de Juego de la Universidad de Central Queensland está realizando un curioso estudio en el que relaciona determinados hábitos de consumo con la predisposición al juego.
El Dr. Browne está intentando demostrar que los mismos rasgos subyacentes de la personalidad que llevan a algunas personas a un consumo excesivo de alcohol, cigarrillos o bebidas energéticas podrían también desembocar en una predisposición al juego. “Lo que nos interesa es saber si los juegos de azar, que no implican la ingestión de ninguna sustancia, se pueden considerar como un hábito de consumo”, dijo el Dr. Browne.
Para ello realizó un experimento con 170 participantes que debían responder a cuestiones como la cantidad de sal que utilizan para cocinar o en la mesa del comedor, el consumo de comida basura o su afición al juego. En base a las respuestas se establecía una puntuación final para clasificar a los distintos participantes.
“Si juegas a las tragaperras y ganas, las luces se apagan y la máquina hace ruido. Esa sensación es muy similar a la excitación que se puede consiguir al morder un Big Mac”. Es su opinión, de la cual deduzco que le gusta mucho McDonalds, pero no tengo claro que eso se pueda deducir de su estudio.
El Dr. Browne cree que la impulsiva búsqueda de sensaciones que conduce a un consumo excesivo de determinados alimentos u otras sustancias, puede llevar también a un abuso del juego. A mí no me ha convencido, creo que es una deducción un poco simple. ¿Tú cómo lo ves? ¿Crees que te gusta jugar porque también te gusta comer Big Macs o beber Red Bull?